¿POR QUÉ BARF?

Si has llegado hasta este blog es porque sabes un poco de qué va BARF o has oído hablar de la dieta natural y te interesa el tema. Sabes que hay algo que falla y que te gustaría cambiar: La alimentación de tus mininos.

Y si no sabes qué es BARF. Ahora lo entenderás. Que nadie se lleve a engaño, BARF no es una raza de gatos ni una marca comercial; sino una forma de alimentarlos. Aunque quizás podamos decir que las características de la “raza” barf son las siguientes:

- Una suavidad desconocida que incita a achuchar al gato por mucho que a éste le disguste.

- Unos dientes blancos y sin sarro, por mayor que sea el gato.

- Una vitalidad que hace que gatos de 3 años conserven su momento “matrix” como si tuvieran dos meses.

- Un tracto digestivo envidiable que les hace eliminr cacas compactas y pequeñas y lo que es mejor, poco olorosas.

- Gatos fibrosos, raramente gordos y mucho menos obesos. Lo que se dice estar “macizorro”, vamos.

- La única raza capaz de sobrevivir sin beber agua (por que la toman de los alimentos) y no tener problemas de riñón o FUS.

Y no hablamos de un gato genéticamente modificado, sino del gato que la naturaleza diseñó y que con el paso de los años hemos estado desvirtuando a base de “fast food”.

Primero los gatos se buscaban la vida, luego empezamos a alimentarlos con sobras (y cuando digo sobras digo de todo, incluso garbanzos) y más tarde apareció el pienso. Oh, divino pienso. Y ya no sabemos vivir sin él. Porque es lo mejor para el gato, lo más barato para nosotros, lo más rápido de servir y lo que le aporta tooooooodos los nutrientes necesarios. ¿Seguro? Veamos cómo se hace el pienso.

Receta de pienso:

En primer lugar hemos de conseguir carne no apta para consumo humano. No, no es necesario que esté podrida, aunque si cae algún trozo no se va a notar. Cuantas más pezuñas, cartílagos, piel, huesos y restos varios tenga, más barata nos saldrá.

Hecho esto, procedemos a picarla, previa deshidratación, hasta que quede una especie de harina. Fácil si tenemos en cuenta que la mitad no es carne musculosa y que la hemos secado para quitarle el agua.

A continuación, añadimos la misma cantidad (o más) de cereales a la mezcla para que al secar las croquetas tengan consistencia.

Puedes añadir algunas plantas para favorecer el tracto urinario: alfalfa, que por si no lo sabes es tóxica para los gatos. Pulpa de remolacha, que se ha discutido mucho sobre si es o no un desecho de la industria azucarera y como tal glucosa a mansalva. También puedes optar por otras más apropiadas como los arándanos o las espinacas.

Una vez conseguida una masa informe de dudable palatabilidad, procedemos al secado para compactar las croquetas. No, me temo que el horno no es suficiente. Necesitamos más temperatura.

Aquí viene un pequeño problema, hemos de añadirle aditivos: taurina, vitaminas, minerales… ¿Pero cómo? Si ya tenemos las croquetas compactadas no puede ser y si las añadimos antes el calor las destruye. Solución, le ponemos mucho, pero mucho mucho, que algo quedará tras la cocción y secado. No olvides añadir saborizantes o el gato dirá que eso te lo comes tú. Y por supuesto conservantes permitidos por la CE, nada de vitamina C que hace el mismo efecto antioxidante.

Y ya está, ya puedes servir a tu gato el apetitoso manjar.

¿Pero cómo? ¿Que te vas a comer una pechuguita a la plancha porque es bueno para el colesterol? Anda al Mc Donal’s y come como un cerdo que la vida son dos días. Si total es lo que le estás dando a tu gato y piensas que es lo mejor.